“La leyenda dice que Charlie Chaplin y Adolf Hitler se convertían en león al anochecer; uno concentró su energía hacia la creación, el otro hacia la destrucción. Sin embargo, en su forma animal, era prácticamente imposible distinguir a uno del otro.
– No tengo el mundo en mis manos.
– Tienes el tuyo.”
Mathias Malzieu, Metamorfosis en el cielo.
Hay algo de lo que quizá no nos hemos dado cuenta. Cuando deseamos, por ejemplo, la consabida paz en el mundo que desean todas las misses pero que en el fondo, es lo que nosotros también pedimos, o cuando buscamos enfocarnos en lo positivo y en lo creativo, hay un punto que solemos pasar por alto. Y es el hecho de que la energía que nos lleva a crear es exactamente la misma que puede llevarnos a destruir. Y es muy probable que no necesitemos convertirnos en ningún Hitler para convertir esa energía en destructiva. Basta con que la coartemos para que empiece a irse deslizando hacia la tristeza, la frustración, la ira, o la enfermedad. Y eso será lo que estaremos aportando al mundo en lugar de esa idea tan cojonuda que nos había venido a la mente y que por falta de tiempo, de recursos, o de fe en nosotros mismos finalmente no nos atrevimos a realizar. En lugar de esa idea tan cojonuda, o de ese pastel de zanahoria, o de esa clase de zumba que nos apetecía probar a hacer, y que no hicimos. Da igual, a nivel de bienestar lo mismo da. Tal como muy bien ilustra Mathias Malzieu en este breve texto, es una elección lo que hemos de hacer para utilizar esa energía hacia algo verdaderamente creativo, positivo y que nos deje una sensación de florecimiento en lugar de contención. En ocasiones la elección será fácil, y en otras requerirá de una más profunda atención y consciencia por nuestra parte acerca de ciertos mecanismos que quizá puedan hacernos caer en la trampa, llevándonos hacia el resultado contrario del que queríamos obtener.
Libera la fiera nace de la necesidad cada vez más extendida de dar cabida en nuestra normalidad, en nuestra cotidianeidad, al mundo creativo, de devolverle su genuino lugar en nuestras vidas como algo tan inherente y propio del ser humano como pueda serlo cualquier otra necesidad básica de alimentación o cobijo. Podríamos decir que la creatividad es la alimentación y el cobijo del alma, del mundo emocional que cada vez está más a flor de piel y cada vez exige de nosotros una mayor atención. Es más, me aventuraría a decir que en sus orígenes la creatividad no estaba desligada de la cotidianeidad y la supervivencia, que se utilizaba para dar respuesta a necesidades elementales y que sin ella hubiera sigo muy dificil que la humanidad avanzase (sin haber inventado la rueda, sin haber descubierto el fuego o sin la creación de la catapulta de dinosaurios, quién sabe dónde estaríamos ahora…)
Cómo nos resistimos en ocasiones los humanos a hacer hueco a lo más precioso que hay en nosotros. Ahondar en el mundo creativo y en los pequeños y/o grandes frenos que encuentra en su camino, tanto por parte del exterior como, mayoritariamente, en nosotros mismos, en nuestras creencias y resistencias, es una de las intenciones de Libera la fiera para contribuir con un pequeño granito de arena a que liberes tu fiera creativa.
Como dice la escritora Elizabeth Gilbert: “Si no estoy creando algo enérgicamente, las opciones son que estoy a punto de empezar a destruir algo vigorosamente.”
Y dime, a tí ¿cuál de ambas cosas te apetece hacer hoy?